Story

José escuchaba gaviotas al dormir y se preguntaba qué sentido tendría este sonido en

 su mente. 

No era una época para soñadores. La guerra civil estalló en el año 1936 y lo enviaron a

una isla remota donde trabajaría en la base de hidroaviones para operaciones militares

en la costa mediterránea.

Fueron tiempos hostiles, el hambre y la supervivencia eran su prioridad, pero un día al

despertar volvió a escuchar las gaviotas. 

Abrió los ojos, miró a su alrededor y la luz del alba le mostró una belleza tan sublime

que le encandiló. Entendió que estaba en el lugar de sus sueños recurrentes:

Formentera. 

Terminó la guerra y pasaron los años, se casó con Esperanza, tuvieron dos hijas. 

Un día José quiso volver a visitar a sus amigos de aquella época con su familia.

 
Cuando Esperanza puso los pies en la arena blanca y sumergió su cuerpo en el mar

 turquesa de una playa desértica, tuvo una epifanía: Vivir en Formentera. 

Sintió el significado de la libertad en su propia piel dorándose al sol. 

En el año 1957 unas amigas de José le vendieron un terreno por un precio simbólico

 delante de esta misma playa.

Construyó su casa poco a poco con la ayuda de sus amigos y fue la primera casa de Es

 Pujols. Vivieron momentos felices frente al mar, donde la naturaleza se imponía a

 cualquier atisbo de civilización. 

Criaron a sus hijas en una isla sin luz, sin trafico, pescando langosta en la playa y

 sacando el agua del pozo. 

Seis décadas después, el sonido de las gaviotas sigue resonando en la familia. Su nieta

Patricia ha continuado el sueño de Formentera con el mismo amor que sus abuelos.

La nueva aventura se llama Molly Mallone y está en la parte trasera de la misma casa.

Gracias José y Esperanza!!!!